Que falta para acercarme a vos
hace tantos desencuentros que se estrellan
nuestras sombras en el tiempo.
Necesitamos...
el atardecer desmayado de un domingo
la tibieza de un café sin estridencias
y mis manos que se unan a tus manos,
no me sueltes...
afuera el día afila sus dientes.
Hay tanta mesa sola,
no me acostumbro a vivir de espaldas
no me resigno...
espero una caricia que arremangue el astío,
un abrazo que nos rescate de la calle oscura.
jueves, 18 de agosto de 2011
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